12.10.12

Funeral para los pájaros que se amaban.

Tuve la suerte de conocer a dos pájaros libres que me hacían soñar y renovar la esperanza. Volaban juntos describiendo siluetas de colores en el cielo, el miedo no existía en sus corazones, eran dos llamas ardientes entrelazándose en un mundo frío de cenizas. Eran la vida después de la nada, un torrente de risa, un amor de los que hacen historia. Era precioso ir a ver a esos pájaros al parque, ver como se movían, libres, auténticamente libres, sus pies ni siquiera rozaban el suelo, y me enseñaron a volar. Me dejé llevar por el caos de sus miradas, eramos animales salvajes, viajamos los tres juntos a mundos que no existían, corrimos frente a la policía con la adrenalina tatuada en la sonrisa, me contaron los secretos del amor y de la rabia, nos sentimos libres como niños en la cárcel del asfalto. Quemamos una ciudad imaginaria en las hogueras de junio, en el fondo sabíamos que no eramos nadie, y lo mejor de todo es que nos daba igual. No eramos nadie pero cantábamos sin vergüenza, ondeando banderas negras, creando historias que no olvidaré. Fuimos mujeres y hombres libres en la playa de los que se escapan de noche para ver las estrellas, esperando a las sirenas y a los tiburones que nunca llegaron. Los tres vimos la injusticia en primera fila, y gritamos hasta quedarnos sin aliento, porque guardar silencio era morir. Y perdimos el sentido del tiempo y del peligro, alas negras sobrevolando el espacio donde antes había un bosque, nuestras lágrimas fueron semillas. 

Pero el futuro se estrello contra sus plumas, impactaron contra el feroz suelo, quebrando sus alas en un estallido de sangre y distancia. Esos dos pájaros olvidaron quererse y decidieron morir. Vi como se escapaba el amor de entre sus dos picos escarlata. Murieron y los enterré bajo un árbol blanco, a los dos juntos, como los vi  por primera vez,y mientras les cantaba la canción que nos hizo crecer de sus tumbas nacieron dos flores. Entendí que esos pájaros volverían a volar algún día, con otros pájaros, en otros cielos, pero ya no será lo mismo si el viento no los acaricia juntos. El tiempo les dejará pintar nuevas historias, pero esta ha quedado grabada en los muros de una ciudad ahora lejana, y nadie que los haya visto la olvidará. 





10.10.12

Hocicos.

Cuando un te quiero se queda pequeño, y la palabra no abarca ya nada, se escapa de las manos aquello que crece sincero y puro en lo mas profundo del pecho. Cuando existen siete mil mares entre lo que quieres y lo que tienes, y el único barco capaz de navegarlos es una cuartilla de papel manchada, manchada de mas de setenta y cuatro besos, los invernales te quieros se quedan pequeños, y llega a los labios la primavera de los te amo. Nacen sin mas de la mano de los silencios, de la mano de las despedidas y de los reencuentros, nacen de la esperanza y de las noches en vela hablando con la luna, simplemente nacen sin querer, sin miedo que les retenga, y son explosiones en el cielo, estrellas fugaces en la ventana, olas rompiendo en las islas y hielo fundiéndose en el Norte. Los te amo son como lobos feroces matando por quererse, corriendo en los bosques del mañana, como hocicos hambrientos devorando las madrugadas. 





Y ahora solo puedo pedirle al tiempo que tu seas mi manada.