31.3.12

Se me ha olvidado el camino.

Se me ha olvidado el camino hacia la felicidad, ese estado alterado de conciencia maldita, ahora solo soy un tumulto de huesos, lagrimas, gris y negro, podrido y pegajoso, flotando en algún lugar desconocido, del que existía un mapa hace muchos años, pero alguien lo quemó. Me he perdido, pero no pido ayuda, solo quiero oxigeno para mis agujereados pulmones, agua para mi cadáver, flores para mi jardín. Podría describir el suelo inmundo de mi habitación, el espacio sideral que me rodea, pero ya no lo veo, ahora estoy mas allá de lo que conozco, de lo que conoces, ahora soy humo, espíritu, idea, levitando sin saberlo, ahogada en alcohol, triste y borracha. ¿Como describir un espejo, un espejo enorme y vacío, del que no queda mas que pedazos afilados en el suelo? Da igual, puedo revolverme entre cuchillas y no sentiré mas que punzadas de vergüenza. Átame a la cama y déjame morir, que esta noche quiero ver las estrellas. 


Al hombre del norte.

Me apetecía echarte de menos, tenerte lejos, lejisimos, tanto que ya no te sintiera. Quería tener en el corazón un boquete colosal, solo para atenuar un poco ese peso que tengo clavado en el pecho. Quería que mis brazos olvidaran tu calor, que tu vida cambiara al margen de la mía, que el cielo se apagara durante seis meses al año, y que hiciera frío, tanto tanto frío que se me escarcharan las retinas para no ver mas. Me apetecía echarte de menos, joder, pero solo soy una niña enrabietada y estúpida, que te quiere mas de lo que puede querer a nadie en este mundo.Si no vuelves, iré a buscarte hasta el maldito infierno si tengo que hacerlo. Esto no son lagrimas, es el hielo de mis ojos derritiéndose. 
No es que ahora quiera tenerte cerca, es que lo necesito. 


28.3.12

el que ama a los muertos.

Los busca y los encuentra, husmea entre los terrones secos de tierra y extrae de ellos cadáveres de tiempo, retales de historias descompuestas. Los observa y les escucha, parece que incluso habla con ellos, los plasma en papel y lápiz, en lienzos y oleo, en fotografías, los ama y busca revivir sus colores, obsesionado, pero necesita aire y se desespera, rompe a llorar y en una bocanada de rabia lanza todo al suelo, las pinturas se derraman, los papeles se arrugan, los huesos se rompen. Todo tiembla, cuanto trabajo dedicado a algo que ahora yace, muerto de nuevo, en el suelo de su taller. Quiere amarlos, quiere acariciarlos y sentirlos cerca, llegar a donde están, su locura le ha llevado por el camino del exterminio. Lame el frío hueso, lo besa con ternura, dulces calaveras, se retuerce en el suelo. Ha llegado la hora, movimiento inerte de la muerte, calor humano hacia algo inexistente, a partir de aquí todo se torna difuso y terrible.
La ventana se ha quedado abierta, el viento remueve los papeles del escritorio. Dos cuerpos reposan sobre el suelo, uno sangre, el otro marfil. 




23.3.12

El funeral del invierno.

El viento me muerde, la luna hoy viste de luto, los adoquines no me hablan. Cantan las nubes sinfonías de lluvia y el cadáver de mi guitarra yace en el suelo empapado, con las cuerdas rotas, olvidando los acordes que le enseñé. A veces me da por dejar de soñar, y hago la maleta resignada, sosteniendo las lagrimas en las pestañas con fuerza, ciega de orgullo. Hoy no voy a llorar, te vas y me dejas ardiendo, el color ya no va a ser el mismo, la luz se apaga. He encontrado el sauce que hace tiempo te planté en el pecho podrido en el armario, su tronco ennegrecido me ha contado que ahora no es tiempo para las ilusiones, que cuando el invierno se ha ido, con el se ha marchado la esperanza. Me posee el demonio del nihilismo, ahora quiero correr, ser un lobo y dejar huellas en la nieve, ser perseguida por el cazador,morder, sobrevivir, manchar mi piel con sangre. Pánico es salir corriendo y no volver jamás. 



8.3.12

Pan ha muerto.

Anunciad allá donde vayáis que el gran dios Pan ha muerto, que su flauta ahora está enterrada y que sus notas ya no decoran los claros del bosque. Anunciad que la tierra se va a estremecer de dolor y que las cosechas morirán de melancolía. Las lanas de las ovejas ennegrecen y la noche no quiere marcharse, el dios Pan ha muerto. Oíd los rumores provenientes de la otra orilla del mundo, el atlas se desploma, fuego de fuegos, el dios Pan ha muerto. El hombre hace la guerra, la sangre se derrama, los oráculos enmudecen pues los dioses ya no tienen mas que decir . Ya no susurrará la primavera, ni el río traerá peces escarlata, el aire se volverá arena y la vida un laberinto, porque hoy, aquí, el dios Pan ha muerto, las ninfas ahora son viudas, las cañas no silban, el olivo amarga sus aceitunas, el laurel se pudre. Pan ha muerto, y en su funeral se oirá el silencio que él nunca dejó pronunciar. 



4.3.12

Aullando las aceras.

Todo me envenena. El aire está sucio y las paredes me miran y me gritan que me aleje, la ciudad está podrida. El mundo gira y las caras se vuelven mas grises, el mar se revuelve, vomitando petroleo, los niños ya no me sonríen al pasar, el tabaco ha inundado mis pulmones, soy una desgarbada perra callejera que mira triste a la gente por la calle, ''¿Qué estáis haciendo?'', intento preguntarles, pero solo me oyen aullar. Aúllo tan alto que rompo la luna en cientos de trocitos todas las noches, llenando mi copa desesperada de melancolía. Siempre bebo melancolía con dos cubitos de hielo, y aúllo, aúllo, aúllo, el frío no me detiene, aúllo....¿que me queda por perder? un cielo con estrellas y un beso rechazado, un corazón derrotado, un poema de amor . Cuentan que un día tuve dueño, que me ponía un bozal para sacarme a pasear, pero le mordí, me escape corriendo al bosque y no volví jamas. Ahora soy de las aceras, del humo de los coches y de la decadencia, soy de todos y no soy de nadie, hoy vivo en ti, pero puede ser que un día vuelva al bosque, escape, y me tengas que olvidar.